PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Constitución 2010

La cercanía del próximo aniversario de la primera Constitución dominicana, votada en San Cristóbal el 6 de noviembre de 1844, coincide con otro debate mediático sobre la necesidad o no de reformar el texto vigente que data del 26 de enero de 2010, con el entuerto “repostulacionista” de 2015.

Más que la controversia alrededor de la aspiración del fortalecimiento institucional de la justicia y del Ministerio Público “independiente” del Poder Ejecutivo, conviene pasar balance y reflexionar sobre el Pacto Fundamental y el rol de los actores políticos para completar sus postulados y expectativas.

El Congreso Nacional está en deuda con la Carta Magna, y por ende con los ciudadanos, porque no ha cumplido a cabalidad los mandatos de desarrollo legislativo planteados en el texto y ha ocupado la mayor parte de su tiempo en resolver asuntos de interés particular de espaldas las aspiraciones colectivas.

Son fácilmente identificables las leyes que ordena desarrollar la Constitución, señaladas en ocasiones como prioritarias, y que no han motivado a senadores y diputados a cumplir su primer deber como legisladores, tales los casos de ordenamiento territorial y referendo, por solo citar dos ejemplos.

El llamado sistema de “candados” o blindaje de ciertas cuestiones debe ser revisado porque hay asuntos que merecen someterse a ese mecanismo establecido en el artículo 272, como las reformas relativas a la elección presidencial, para dejar cerrado el tema de la mal llamada “reelección”.

La Constitución de 2010, producto de una reforma integral, es un texto de avanzada, sin dudas, muy completo, que debe ser perfeccionado porque contiene aspectos que lucen petrificados para dar ventaja de por vida a quienes articularon el texto con visión de ganancia política perpetua. ¡Ojo con eso!