La milenaria Neurocardiología (2 de 3) La milenaria Neurocardiología (2 de 3)
POR RAFAEL BALDAYAC Todavía mucha gente piensa que el corazón es sólo una bomba de sangre, pero nada está más alejado de la realidad.... La milenaria Neurocardiología (2 de 3)

POR RAFAEL BALDAYAC

Todavía mucha gente piensa que el corazón es sólo una bomba de sangre, pero nada está más alejado de la realidad. Para los antiguos egipcios el corazón era un órgano de la verdad. El corazón es capaz de decir la verdad sobre cómo nos sentimos o pensamos.

Como explicamos en el artículo anterior, el corazón humano tiene neuronas, similares a las del cerebro, y ambos están interconectados, creando un todo emocional simbiótico. La ciencia confirma que el cerebro humano no es la única fuente de emociones. Cuando mentimos, por ejemplo, nuestro corazón se acelera.

El corazón y el cerebro trabajan juntos en la producción de emociones. Hace unos años, hablar del cerebro del corazón sonaba a ciencia ficción o a puro romanticismo. Sin embargo, la neurociencia explica este hecho actualmente y nos brinda la oportunidad de comprender mejor nuestras funciones y explorar nuevos paradigmas.

En los últimos veinte años, diversos equipos de cardiólogos y psiquiatras se han dedicado a estudiar la Neurocardiología. Los descubrimientos en este campo son, créanme, cada vez mucho más impresionante.

Cerca de un siglo atrás, Rudolph Steiner, dijo que el mayor descubrimiento de la ciencia del siglo 20 sería que el corazón no es una bomba, sino mucho más, y que el gran desafío de los siglos venideros de la humanidad sería, en efecto, permitir al corazón enseñarnos a pensar de una manera diferente.

Las implicaciones de la Neurocardiología podrían ser resumidas en tres cosas: En primer lugar, cerca del 75% las células del corazón son nerviosas, precisamente las mismas que en el cerebro, que funciona exactamente de la misma forma, supervisando y manteniendo el control de los procesos de la totalidad de la mente-cuerpo-cerebro, así como conexiones directas sin intermediarios entre el corazón y las estructuras cognitivo emocionales del cerebro.

En segundo lugar, el corazón es la principal estructura glandular endocrina del cuerpo. Peter Mark Roget, médico, físico y matemático inglés, descubrió en el siglo 19 que produce las hormonas que afectan profundamente las operaciones del cuerpo, del cerebro y de la mente.

Y, en tercer lugar, el corazón produce 2.5 vatios de energía eléctrica en cada pulsación, creando así un campo electromagnético idéntico al que existe alrededor de la Tierra. El campo electromagnético del corazón puede rodear el cuerpo hasta cinco metros de distancia y genera ondas de energía como la radio y ondas de luz que constituyen la principal fuente de información sobre la cual el cuerpo y el cerebro construyen nuestra red neural.

A pesar los descubrimientos, todavía muchos siguen creyendo que el pensar se origina en la mente; más, aunque la relacionan con el cerebro humano [que emite ondas electromagnéticas cada vez que pensamos], aún no han querido aceptar que el sitio exacto del origen del pensar es el corazón. Y el mayor conflicto de los científicos es al intentar definir el cerebro como fuente de las ideas.

Sin embargo, lo contradice el hecho que personas a las que por enfermedad o accidente se les ha extirpado una parte del cerebro asociada a determinado recuerdo, luego han vuelto a recordar pese a la ausencia de esa porción física de masa. Ahora la ciencia, una vez más, tiene que corroborar con la enseñanza bíblica.

En Juan 13:2 leemos: “Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase…” La Biblia pudo decir “puso en su mente”, pues ese término ya se utilizaba en la época; sin embargo, dice: “puso en su corazón”. Y “la Escritura no puede ser quebrantada”, según instruye el Señor en Juan 10:35

Así, si el diablo es capaz de inducir acciones de pecado. Resulta obvio que también es capaz de “saber” lo que pensamos en nuestro corazón. Jesús enseña que el pensamiento se origina en el corazón. Luego lo procesa el cerebro humano; y es ahora cuando la ciencia ha podido confirmar lo que dice la Biblia.

“Más lo que sale de la boca, del mismo corazón sale; y contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias…” (Mateo 15:18-19).

Salomón dice a su hijo: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón” (Proverbios 4:23) y en el libro de Job se establece la conexión en la dimensión espiritual de intuición y corazón. “¿Quién da la intuición al corazón y el instinto a la mente? Job 38:36 (NTV).

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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