La renovación de las Águilas (3 de 3) La renovación de las Águilas (3 de 3)
POR RAFAEL BALDAYAC Cuántas veces hemos escuchado  que tenemos que ser como las águilas, ¿Pero sabes realmente el por qué? Sencillamente porque es la... La renovación de las Águilas (3 de 3)

POR RAFAEL BALDAYAC

Cuántas veces hemos escuchado  que tenemos que ser como las águilas, ¿Pero sabes realmente el por qué? Sencillamente porque es la única capaz de renovarse. Logra vivir más de setenta años, pero para llegar a esa longevidad, en la mitad de su vida, debe tomar una seria y difícil decisión.

El secreto de esta imponente ave rapaz es que a los 40 años debe rejuvenecer, ya que sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico, largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, y sus plumas gruesas.

Tras ese largo trajinar volar se le hace ya tan difícil.  Entonces el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un dolorido proceso de renovación que durará 150 días. En la biblia, encontramos que Dios hace muchas alegorías de nuestro caminar como cristianos comparándonos con el águila.

La renovación del águila nos deja una gran promesa   por medio  del   Salmos  103:5 “él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas”. Rejuvenecer significa renovación (Efesios 4:23 y Proverbios  4:18).

El águila experimenta un proceso de cambio en el plumaje, o sea, quita sus viejas plumas y da lugar a las nuevas que nacen. Necesitamos despojarnos de la viejas plumas que están contaminadas con el pecado (1 Juan 1:9).

El hogar del águila se edifica en Job 39:27-28. Una de las características del Águila es que  sus nidos los ponen únicamente sobre la roca. ” ¿Se remonta el águila por su mandamiento y pone en alto su nido? Ella habita y mora en la peña, en la cumbre del peñasco y de la roca.”

Muchos  viven como águilas con plumas viejas. Su forma de pensar está contaminada por su familia, cultura, amigos, mundo. También el águila experimenta un proceso de cambio de su pico, inútil después de su uso por mucho tiempo.

Nuestra boca necesita ser renovada una vez que venimos a Cristo (Santiago 3:5-6). En la boca está el poder de la vida y el poder de la muerte (Proverbios 18:21).

Solo así podremos desprendernos de esas viejas uñas y plumas para continuar  el  vuelo de la  victoria. Son aquellas actitudes, vicios y costumbres que nos impiden el cambio, que nos atan al pasado, a la mediocridad a la falta de ánimo para empezar la lucha.

“El perdona todas tus culpas y sana todas tus enfermedades. El rescata tu vida de la tumba y te colma de amor y de ternura, sacia de bienes tu existencia, y te rejuveneces como un ÁGUILA”  (Salmo 103: 3-5).

Una parte importante de nuestro cambio es la renovación de nuestros pensamientos (Salmos 1:1-3 y  Proverbios  23:7). Somos lo que pensamos que somos. Debemos ser cuidados en el alimento de nuestra mente.

También puede tratarse de resentimientos, complejos, baja o alta autoestima, que nos nublan la vista y la capacidad de ser objetivos con nosotros mismos. Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causan dolor. Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.

El animal más fuerte sobre la tierra, es el  águila que soporta 70 veces su propio peso. Dios conoce  la capacidad de carga que soporta el hombre, por esto siempre nos dice en su palabra, que no nos da más de lo que podemos soportar. “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40:31.

Es increíble descubrir en la Biblia, que ya el salmista (1,000 a 800 años antes de Cristo) conocía el secreto de las águilas: Cuando hay tormentas no fija su mirada en ellas sino encima de ellas y se remonta a esas alturas para que el problema pase de largo. No mira los obstáculos, sino las soluciones.

Muchas veces fracasamos ante la oposición, la crítica, las burlas, los menosprecios, el rechazo…, pero necesitamos ser como el águila,  no ceder, no rendirnos, tomar nuevas oportunidades. La visión que tenemos de nosotros mismos debe ser la que Dios tiene de nosotros y no quitarla de nuestros ojos nunca. Como nos veamos determinará como otros nos verán. Como gallinas o como águilas?

Nunca perder oportunidades de testificar y glorificar a Dios.  No quitemos los ojos de los claros objetivos y la meta final  de ver  el Reino de Dios (1Corintios 6:9, Gálatas 5:21). No perdamos la visión.

La obra del Señor Jesús en la cruz, nos abrió la entrada a la presencia misma de Dios. Nuestros pecados fueron perdonados. Tenemos entrada a una nueva vida. Es un mensaje que no podemos callar. Es necesario proclamarlo a una sociedad caída, que necesita de una salida a su encrucijada.

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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