Colonialismo e  imperialismo americano Colonialismo e  imperialismo americano
POR RAFAEL BALDAYAC Toda América conmemora esta fecha de hoy, recordando a quienes habitaron nuestro territorio antes de la llegada de los blancos e... Colonialismo e  imperialismo americano

POR RAFAEL BALDAYAC

Toda América conmemora esta fecha de hoy, recordando a quienes habitaron nuestro territorio antes de la llegada de los blancos e imprimieron a la tierra las primeras esencias culturales que, mezcladas a las de los colonizadores europeos, dieron como consecuencia nuestras realidades actuales.

El 19 de abril se celebra el Día del Indio Americano. La recordación fue instituida por el Congreso reunido en 1940 en la ciudad de Patzcuaro, México, con el objeto de salvaguardar y perpetuar las culturas aborígenes del territorio americano.

En la ocasión se reunieron en asamblea convocada por el entonces, participando delegaciones oficiales de los países integrantes de la Unión Panamericana y un gran número de indígenas que representaban a las poblaciones autóctonas de diversas regiones del continente americano.

Como resultado de esta reunión, se fundó el Instituto Indigenista Interamericano, entidad que hoy tiene su sede en México y que depende de la Organización de Estados Americanos (OEA). Por eso es que, a partir de ese año se festeja el Día del Indio Americano.

La fecha es reconocida en todo el continente a fin de ayudar a tomar conciencia de que esos pueblos indígenas han sobrevivido a la colonización europea y que en la actualidad, a más de 500 años de la llegada de Colón, sus reclamos resurgen con fuerza en todos los países de Latinoamérica.

Cuando se coloniza, se procura que la colonia se haga dependiente de quien la domina y los nativos de dicha colonia son sometidos o desplazados. La colonización es una de las formas en la que opera el imperialismo.

El colonialismo hace referencia a la acción de gobernar un territorio. A diferencia del imperialismo que se trata de extender el control más y más.

Algunas de las culturas aborígenes más antiguas e importantes que  sobreviven en América son la quechua (Bolivia, Ecuador, Perú), la aimara (Bolivia y Perú), la guaraní (Paraguay), la mapuche (Chile), la náhuatl (México) y la maya (México y Guatemala), entre otras.

En Guatemala, por ejemplo, casi un 80% de la población es aborigen; en Ecuador, un 70%; en Perú también los indígenas son más de la mitad de la población; en Bolivia, el 45% y en México, el 30%. En todos los países lo indígena forma parte de la identidad nacional, porque en ellos está el origen propio de cada nación.

Aborigen hace referencia a todo aquel ser que es originario del lugar donde vive, indistintamente de que sea humano, animal o vegetal. El vocablo, como tal, es el singular formado a partir del plural latino aborigĭnes, que significa ‘desde los orígenes’.

Es un término usual para  diferenciar a los moradores que son descendiente de los habitantes originales de un país, región o lugar, en comparación con aquellos que se han establecido posteriormente, ya por procesos de colonización, invasión o intrusión.

Con el nombre de aborígenes americanos se ha tendido a designar a los descendientes de los pueblos originarios del continente, es decir, aquellos que lo habitaban desde antes de la llegada del hombre europeo.

También son llamados indios (debido a una confusión geográfica de Cristóbal Colón, quien pensó hasta su muerte que había arribado a la India) o indígenas, aunque la manera más acertada de llamar a los aborígenes americanos es amerindios o indoamericanos.

“Indio o India” son palabras que sintetizan más de quinientos años de colonialismo, de resentimiento y de odio hacia los seres humanos que fueron los dueños originarios de estas tierras.

En el proceso histórico americano las palabras “Indio e India “están directamente ligadas a la esclavitud, al sometimiento, a la violación, a la muerte, a la tortura, a la reducción, al desalojo, al destierro, al despojo.

De hecho, los “Indios “ni siquiera tenían almas hasta el día que un rey occidental, europeo, firmó un papel diciendo que él le otorgaba alma a los “indios”, y que -tras esa concesión piadosa- pasaban a ser nuestros prójimos y como tales con derecho a conocer a Dios y a vivir y comer entre “la gente”.

Sin embargo,  la Biblia dice que Dios no hace acepción de personas (Job 13:8; Lucas 20:21; Hechos 10:34,35).  “De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios”  (Hechos 17:26-NVI).

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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