PUNTOS..Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

¿Rendición de cuentas?

Por mandato constitucional el presidente de la República está obligado a depositar cada 27 de febrero ante el Congreso Nacional, en reunión conjunta de cámaras legislativas, las memorias de los ministerios y rendir cuentas del ejercicio del gobierno el año anterior.

Eso es lo que señala taxativamente la Carta Magna en su artículo 128, numeral 2, literal f, pero la práctica presidencial utiliza esta reunión en el salón de la Asamblea Nacional como escenario y plataforma para anuncios de logros futuros en derroche de optimismo y demagogia.

La opinión pública acepta esta tergiversación y por eso se crea expectativa sobre “lo que dirá o debe decir” el gobernante y fija temas de prioridad a la espera del mensaje presidencial, como ocurrió ayer con el presidente Danilo Medina.

En una alocución de poco más de dos horas, con una interrupción de aplausos casi cada minuto como si fuese preparada así (fueron contabilizados 114 aplausos, cinco con el público de pies), Medina derrochó optimismo de principio a fin, como suelen hacer los mandatarios.

Pero no fue rendición de cuentas, porque no se limitó y hasta eludió, temas relativos al ejercicio gubernamental de 2017 y en ocasiones ofreció cifras globales de sus casi seis años continuos de función pública o presentó estadísticas proyectadas de objetivos aún no alcanzados.

Evitó mencionar palabras como migración, haitianos, corrupción, impunidad, inseguridad y endeudamiento, entre otras, y fue manipulador al presentar un espacio pagado en prensa escrita como retahíla de obras realizadas cuando casi cuatro de seis columnas son de proyectos para 2018.

La oratoria no es fortaleza de Medina, sin embargo, logró conectar con el auditorio al hablar de prevención de violencia, cuidado fronterizo, beneficios para diáspora y tareas personales de convivencia, optimismo y amor, que quizás debió ser el cierre triunfal del discurso. ¡Pasó la prueba!