PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Bienio de Abinader

La tendencia dominante en estos días es pasar balance a la gestión del presidente Luis Abinader al cumplirse dos años de mandato y elucubrar sobre su posible repostulación y los niveles de aceptación que tiene en el electorado, así como el desempeño de sus principales colaboradores ministeriales.

La evaluación debe ser positiva, sin dudas ni mezquindades. El ejercicio de simple lógica lleva a concluir que en estos momentos la situación general del país es mejor que hace dos años en los aspectos económico, sanitario, institucional y en la estabilidad política generada por la imagen presidencial.

Tampoco debe ignorarse que la deuda social acumulada no está saldada y hay tareas pendientes en aspectos que la población ansía se logren mejoras, entre ellos el sistema de la seguridad social, el negocio de la electricidad, la educación estatal y el comportamiento ético de los servidores públicos.

La gestión de Abinader pasa con notas sobresalientes el manejo de la pandemia del coronavirus Covid-19, es admitido su sorprendente desempeño para la recuperación económica derivada de la parálisis mundial, impulso del turismo y zonas francas, así como el control inflacionario por vía de subsidios.

Hay avances y esfuerzos en sectores controversiales como Salud Pública, expectativas con cambios en la gestión de Educación y un denodado compromiso presidencial por la anhelada transformación y profesionalización de la Policía Nacional que ya desarrolla, como pilar, la reforma educativa.

El mayor acierto de este bienio de Abinader es abstracto, filosófico y práctico: el afán por la moralización y transparencia del ejercicio de la función pública que tiene de ejemplo día a día al propio presidente de la República con la tarea para su segunda mitad de seguir arreglando la carga en el camino.