PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Descrédito encuestas

Lo que científicamente está catalogado como instrumento efectivo para medición de preferencias y tendencias en un momento determinado y población específica mediante metodología validada por las ciencias sociales se ha convertido en el país en vehículo de propaganda y manipulación.

Las encuestas, como estudios de preferencias e intenciones electorales, han sido desvirtuadas en medio de la campaña proselitista al extremo de caer en el descrédito total por la evidente contradicción entre ellas y “resultados” sacados de laboratorios estadísticos de conveniencias coyunturales.

Este cuadro se repite de manera cíclica en el país previo a votaciones con la gravedad en este último tramo de que desde 2019 existe una legislación, ignorada por la Junta Central Electoral como órgano rector que debe hacerla cumplir, que trata de regular y trasparentar el uso de estas mediciones.

La ley 15-19, orgánica del régimen electoral, dedica un título y cuatro artículos a encuestas y sondeos de opinión electoral, establece el registro de firmas encuestadoras, identificar sus accionistas, requisitos para la publicación de resultados, quien las encarga y, además, del plazo para su publicidad.

Todo lo anterior es letra muerta y en la práctica el ciudadano es víctima de la “guerra de encuestas” tan increíbles que ahora se realizan, debido a la cuarentena del estado de emergencia por la pandemia, por vía telefónica con altísimo riesgo de que su confiabilidad y certeza sea prácticamente nula.

Los sastres del negocio político están muy ocupados con “encuestas” hechas “a la medida” del interés partidista que las financia, en una batalla de percepciones que buscan incidir en preferencias electorales, sin importar que el dictamen soberano del voto el 5 de julio eche a rodar imagen y credibilidad.

POR: Carlos Manuel Estrella
cmestrella_@hotmail.com]