PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Abusador “bienhechor”

La increíble no captura del calificado por el Ministerio Público “poderoso capo” César Emilio Peralta, etiquetado de famoso con el mote de “El abusador”, es una ratificación del descrédito de las autoridades, la corrupción del sistema de persecución penal y la sumisión a poderes externos.

Es inadmisible, ilógico, inverosímil que después del despliegue mediático, el aparataje operativo que incluyó abuso de poder contra inocentes “por equivocación”, decenas de allanamientos y centenares de efectivos participantes, la señalada cabeza de la organización criminal haya “escapado”.

Las preguntas sin respuestas abundan frente a “torpezas” de los supuestos persecutores del señalado delincuente internacional por cuanto el personaje de marras es muy conocido, asiduo como propietario y/o visitante de lugares de diversión y, además, estuvo el fin de semana a la vista de todos.

Esta novela, o nueva tragicomedia de la Procuraduría General de la República, es imposible que tenga una trama tan burda y poco creíble de evasión del “perseguido” sin el concurso soterrado y premeditado de autoridades y sector político-económico enquistados en la cumbre del poder.

La desconfianza en el sistema persecutorio y punitivo nacional es más que evidente si se comprueba la versión no oficial de que el apodado “El abusador” está en disposición de entregarse a sus acusadores pero no a autoridades nacionales sino a estadounidenses que le acusan de narcotráfico.

El “destape” del caso “César el abusador”, como lo fue en su momento el de Florián Feliz y el menos reciente de Quirino Ernesto Paulino, es un pelo en sancocho para el grupo político gobernante, una imposición estadounidense y otra evidencia de corrupción e impunidad de los “bienhechores” de la droga.