Vagancia legislativa
Al terminar la segunda legislatura ordinaria de 2017 el balance no puede ser menos desalentador sobre el trabajo de senadores y diputados y el cumplimiento de las responsabilidades de Congreso Nacional y sus miembros.
Los tan mencionados proyectos de leyes de partidos políticos y del régimen electoral quedan engavetados otra vez, ahora a la espera de que un grupo de innombrados especialistas jurídicos orienten a la cúpula del partido dominante para que éste “baje línea” a sus legisladores.
Así anda la democracia dominicana. Y los datos ofrecidos por los propios congresistas son como para alarmarse, al saberse del bajo rendimiento de estos privilegiados ciudadanos investidos como representantes de la soberanía popular para legislar y fiscalizar.
Casi la mitad de leyes necesarias para adecuar la Constitución de 2010 siguen sin aprobarse y 108 proyectos calificados de prioritarios por los propios senadores y diputados ni siquiera han sido conocidos, revela una Comisión Especial encargada de este estudio.
Todo esto refuerza la necesidad de redefinir el Congreso, cambiar el sistema bicameral para reducirlo a un solo cuerpo legislativo y disminuir el número de miembros, 190 diputados y 32 senadores, que se tragan alrededor siete mil millones de pesos del bolsillo de los contribuyentes.
La vagancia legislativa es vergonzosa y la presteza de estos señores para ser marionetas de intereses políticos y económicos dominantes es una afrenta a la democracia y un descaro frente al pueblo. ¡Ya está bueno!