PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Secuestro a democracia

En la discusión actual sobre el proyecto de ley de partidos políticos y régimen electoral, entendido como necesaria reforma y actualización legislativa para prever y evitar confrontaciones y superar vacíos jurídicos, parece que la lógica está de vacaciones junto con el sentido común.

La interpretación de la Constitución, como texto supremo que traza directrices y deja espacio al desarrollo legislativo, parece que necesitará del auxilio externo para entender el espíritu de dos palabras simples y profundas como principio normativo de la vida partidaria: “democracia interna”.

Eso es lo que postula el Pacto Fundamental y debe cumplirse como tal en la dinámica partidista, regida soberanamente por la norma que establezcan los propios socios o afiliados a una agrupación formada conforme al derecho a la libre asociación, con el único límite del respeto a Constitución y leyes.

Los partidos pueden establecer el mecanismo que deseen y acuerden sus miembros mayoritariamente para elegir directivos y candidatos a lo interno, en base a principios democráticos, sin injerencia externa y en acatamiento a la legislación, bajo el entendido de que solo deciden sus afiliados.

El partido gobernante que domina casi todas las fuentes formales de poder impone criterio a lo interno de la organización, no en el ámbito legislativo ni debe forzar al Congreso Nacional a un limbo jurídico, pereza e irresponsabilidad, en espera de la santa madre decisión del sanedrín morado.

Aunque el asunto es legislativo, sancionar la ley, su naturaleza es política y por eso prima el criterio partidista sobre el jurídico y, al final, será decidido por dos que parecen concentrar la voluntad no solo de 35 colegiados ni quién sabe cuántos miles de conmilitones, sino de todos los ciudadanos.
¡Un moderno secuestro de la democracia representativa!