A la siempre delicada situación económica de la isla, se suma ahora el cerco de EE UU a Venezuela, su principal aliado, y el recrudecimiento del embargo contra Cuba, un “turbulento escenario” que, en palabras de Raúl Castro, hace que el país deba prepararse “para la peor variante”.
“Para decirlo en buen cubano: la crudeza del momento nos exige establecer prioridades bien claras y definidas, para no regresar a los difíciles momentos del Periodo Especial”, dijo a los diputados.
La sola mención de esa época hiela la sangre a muchos cubanos, que conservan en la memoria los años duros de los apagones y la crisis salvaje, cuando el país prácticamente se paralizó y los ciudadanos perdieron el 70% del poder adquisitivo.
Desde hace meses, en los mercados de toda la isla comenzó a sentirse el desabastecimiento de productos básicos como la harina, los huevos, el pollo, el aceite y algunas medicinas, lo que provocó colas, broncas entre la gente y medidas para evitar el acaparamiento, incluida la venta controlada de productos deficitarios —últimamente, cuando sacan pollo en una tienda, solo se venden dos por persona—.
También, ocasionalmente, se ha perdido el suministro de gasolina por unos días y ha habido apagones aislados, lo que unido a las noticias que llegan desde Venezuela —el primer socio comercial de Cuba y de donde viene, a precio preferencial, el 50% del petróleo que consume el país—, ha resucitado el fantasma del Periodo Especial.