PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Falsa democracia

En el sistema político los partidos son la correa de transmisión que debe impulsar las mejores prácticas para garantizar la participación ciudadana en el fortalecimiento democrático para “servir al interés nacional, al bienestar colectivo y al desarrollo integral de la sociedad” como postula la Constitución.

El respeto a la democracia interna y la transparencia son dos pilares para el correcto funcionamiento de partidos, agrupaciones y movimientos políticos, lo que parece letra muerta en la práctica de estas organizaciones que tienen como objetivo principal lograr el poder para dirigir la función pública.

La Junta Central Electoral, como órgano rector del sistema de partidos y del proselitismo político, publicó la proclama de apertura de la precampaña, administra plazos para inscripción de candidaturas y valida los mecanismos internos para las postulaciones, que incluyen reservas, encuestas y asambleas.

El espíritu democrático de ejercicio de la soberanía popular, vigencia de la decisión de la mayoría para escoger los candidatos, queda muy lacerado con la práctica, que en cada proceso se generaliza más, de las cúpulas partidistas reservarse las postulaciones y negar participación a sus órganos internos.

Las cifras aportadas por los partidos revelan este despropósito democrático, pues el PRM se reservó nueve senadurías, 42 diputaciones, 39 alcaldías, 264 regidurías y 49 direcciones distritales, mientras el PLD lo hizo en 11, 57, 43, 294 y 70, respectivamente, y la FuPu en 10, 51 y 45, por igual.

Estas realidades, legales pero no legítimas, contradicen el postulado constitucional de los fines esenciales de los partidos, en la línea de “contribuir, en igualdad de condiciones, a la formación y manifestación de la voluntad ciudadana, respetando el pluralismo político” en la propuesta de candidaturas.