PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Patrullas de caminos

Dentro de las malas calificaciones internacionales del país está la altísima tasa de mortalidad por accidentes de tránsito que es la principal causa de muerte local y una de las más elevadas del mundo, según estadísticas recientes que indican ocurren 41 decesos anuales por cada 100 mil habitantes.

El caso es para preocuparse por tratarse de vidas humanas y disparar las alarmas de organismos oficiales correspondientes para la urgente adopción de políticas públicas preventivas orientadas a la educación vial y a la responsabilidad familiar e individual, entre otras aristas del crudo problema.

El macabro accidente del fin de semana pasado en que murieron cinco jóvenes de entre 15 y 22 años, en el mismo lugar del suceso en la comunidad Ranchito, en la carretera entre La Vega y San Francisco de Macorís, debe ser como gota que rebose la copa para motivar acciones conjuntas.

Es innegable que existe una responsabilidad paterna y materna, consustancial a la educación doméstica y la patria potestad, que remite a la vieja escuela hogareña sin sicólogos ni orientadores conductuales de hijos sino la imposición del principio de autoridad con dosis de amor.

Tampoco puede negarse que ha faltado la voluntad gubernamental para aplicar iniciativas preventivas modernas para disminuir estadísticas mortuorias tan graves como las provenientes de accidentes de tránsito o recurrir a viejas métodos que hoy, ante la ausencia de acciones, conservan valor y efectividad.

A falta de “alguien” que motive incorporar el existente sistema de asistencia vial de Obras Públicas a la prevención de accidentes, hay que volver a las antiguas “patrullas de caminos”, sin macuteo ni corrupción, con radares para disuadir a conductores que abusan de velocidad. Con solo eso, se avanza.