NUEVA YORK.- Sólo 60 por ciento de los 2,753 fallecidos durante los ataques terroristas al World Trade Center (WTC) han podido ser identificados. Los demás, unas 1,100 personas, permanecen en lista de espera. Están oficialmente muertas, pero no hay ningún rastro confirmado de ellas.
Esa cifra no incluye a quienes fallecieron después, a consecuencia de heridas o enfermedades relacionadas con la tragedia. De hecho, ayer FDNY agregó 18 nombres a su Muro Conmemorativo del WTC, en honor a bomberos que murieron a causa de males relacionados con el 11-S.
“Nunca se va a cerrar la herida, pero al menos ellos van a poder saber que pudimos identificar a su familiar”, añadió Cano sobre los casos que sí han logrado cerrar desde el punto de vista forense.
Ese laboratorio es el más grande y moderno de todo el país, con tecnología que concreta el reconocimiento forense de unas 120 personas al año.
Utilizan avances que no estaban disponibles en 2001, lo que al principio hizo más lento y difícil el proceso de identificar a las miles de víctimas.
Además, muchos de los restos estaban muy deteriorados, debido al fuego, químicos y polvo, dificultando la extracción de ADN.
En julio pasado se informó de la última identificación: Scott Michael Johnson, un analista de valores de 26 años que trabajaba en las Torres Gemelas, fue oficialmente la víctima número 1,642.
Esta semana se divulgó un video inédito de Mark LaGanga, reportero que el 11 de septiembre de 2001 trabajaba para la cadena CBS, mostrando imágenes nunca vistas de la dimensión de la tragedia terrorista escenificada ese día en el Bajo Manhattan.
Se suman a los casi 3 mil asesinados ese día por atentados orquestados por terroristas de Al Qaeda desde aviones comerciales en Nueva York, Washington DC y Pensilvania.
Pero el 11S no fue el primer atentado contra las Torres Gemelas del Bajo Manhattan. Al mediodía del viernes 26 de febrero de 1993, Nueva York conoció lo que por años fue considerado el ataque terrorista con más heridos en la historia de la ciudad (1,042). Ese día murieron seis personas, dos de ellas inmigrantes hispanos: el peruano Wilfredo Mercado y la ecuatoriana Mónica Rodríguez, quien estaba embarazada al momento del estallido.