POR CARLOS MANUEL ESTRELLA Héctor Acosta (El Torito) llenó la expectativa creada alrededor del espectáculo “Un bohemio cibaeño”, realizado la noche del sábado 11...

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Héctor Acosta (El Torito) llenó la expectativa creada alrededor del espectáculo “Un bohemio cibaeño”, realizado la noche del sábado 11 de febrero en el Gran Teatro del Cibao (GTC), que logró llenar todas sus localidades, tanto platea como balcón, en una producción de Joseph Tavárez con una puesta en escena de dos horas, en que el nativo de Bonao cantó boleros y bachatas como género dominante de la noche y abarcó 36 títulos.

EL ESPECTÁCULO

El artista deleitó al auditorio desde el inicio mismo,  a las 8:54, con la presencia como invitados de dos guitarristas que le acompañaron en la interpretación de los primeros cuatro temas de la noche, que fueron recreación de famosos boleros entre ellos “Dos gardenias”, “Querube” y “Sin ti”.

Despedidos los guitarristas, comezó el segundo momento con el apoyo musical de su orquesta en que interpretó las populares composiciones “Para vivir” y “Canción del elegido”, de los cubanos Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, respectivamente.

toro-2En el tercer bloque comenzó a reinar la bachata que fue protagonista de la noche con sus aclamados temas “Si tú estuvieras” , “Enséñame cómo te olvido” y “O te vas tú o me voy yo”, “Lloraré”, “Perdóname la vida”, “Para que nunca te vayas” (llamó su esposa del público para besarla) y “Con qué ojos”.

El cuarto segmento de la noche fue un homenaje a los bachateros de los años 70s, cuando se discriminaba el género, y aquí recreó las famosas interpretaciones “Morenita mía”, de Ramón Cordero, (de quien recordó su reciente muerte); “Pena de hombre”, de Rafael Encarnación; “El rostro mío”, del boricua Odilio González y “Todo acabó”, de Raffo el Soñador.

En el quinto bloque, luego de proyectarse un vídeo con reseñas de entrevistas televisivas nacionales e internacionales, El Torito volvió con temas propios que ha popularizado como “Me duele la cabeza” y la segunda bachata que Romeo Santos escribió para él, “Amorcito enfermito” así como el popularísimo “Me voy de la casa” bautizada por el público como “El anillo”, que hizo en dos versiones y antes del cual recordó a Los Ángeles Negros con la canción “Y volveré”.

Con más de 1:45 hora de interpretaciones sin pausa, el sexto capítulo y antesala del final tenía de protagonista el mariachi con un popurrí que incluyó“Amanecí otra vez”, “La media vuelta”, “Sigo siendo el rey”, “Si nos dejan” y “La bikina”.

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Después de una primera despedida del público, siguió con la parte “final” que fue un nuevo recuento de boleros de antaño y famosos como “Cataclismo” (Javier Solís), “Como de que no” (Fernando Valadés), “Déjame beber” (Aníbal De Peña) y  “Muy joven” (Aníbal De Peña).

Justo a las dos horas de espectáculo, El Torito volvió a despedirse invitando al público a bailar, porque no podía estar ausente el ritmo nacional. Así cerró, a las 10:54, con “Sin merengue no hay fiesta”, con el público de pies y decenas de parejas bailando.

LOS MÚSICOS

Un aspecto clave de este espectáculo fueron los músicos, tantas veces ignorados o menospreciados, por cuanto la calidad orquestal fue de primera, como si fuese una gran banda, reforzada con dos invitados Harrison De León, en la guitarra, y Federico en los timbales, además de la actuación inicial del maestro de la guitarra Carlos Vargas y la segunda guitarra del bonaerense Gregory Herrera.

A pesar de la versatilidad de ritmos dentro del programa, la orquesta actuó a la perfección y cambió de uno a otro número sin dificultad, tal como ocurrió con “Me voy de la casa”, como bolero orquestado, primero, y luego bachata. Así como con una bachata “jazzeada” y de inmediato la transición a otra en versión flamenco.

Los créditos principales en este aspecto son para el director musical Isaías Leclerc, junto a los demás músicos que han acompañado a Héctor Acosta por más de 20 años.

EL ARTISTA

El Torito mantuvo la conexión y complicidad con el público en todo momento. En múltiples ocasiones el auditorio coreó sus temas más populares que siempre terminaba con su particular énfasis vocal y la reverente gratitud a sus fanáticos.

Demostró su amor a la esposa al llamarla del público para besarla y a los parroquianos ubicados en balcónlos hizo protagonistas más de una vez.

Su sensibilidad la evidenció cuando debió secarse lágrimas luego de agradecer, sin mencionar nombre en específico, a tantas personas distinguidas del público, así como a quienes le respaldaron para el éxito logrado con su espectáculo.

OPORTUNIDADES DE MEJORA

Una producción de este tipo debió contar con programa de mano, para entregar al público a la entrada al GTC, documento que pudo aprovecharse como pieza publicitaria y créditos para patrocinadores y auspiciadores, ademásde servir para evitar al inicio del espectáculo la mención de una larga lista de nombres y empresas colaboradores.

En cuanto al montaje escénico, apenas dos breves incursiones de elementos ambientales como un bar para el momento de las bachatas de los 70s y el clásico banco de parque y farol en los dos temas de la nueva trova cubana.

Para futuras reposiciones, la presencia de bailarines con montajes coreográficos adecuados a determinados temas daría más riqueza, variedad y descanso escénico para el propio artista. Esta es una oportunidad para mejorar.

VALORACIÓN FINAL

Fue una maravillosa noche en que Héctor Acosta demostró su sensibilidad como artista, su gran calidad humana, la comunicación cálida con su publico y sus particulares condiciones vocales para ser bolerista y bachatero, además de estar consagrado entre los mejores merengueros del país.

Enhorabuena, “bohemio cibaeño”… Éxito logrado, muy merecido.

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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