PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Diluvio de lecciones

El registro histórico de aguaceros en parte del Distrito Nacional y el Gran Santo Domingo ha desatado las alarmas sobre la necesidad de tomar acciones preventivas y obtener recursos extraordinarios de préstamos por vía congresual para encarar las evidenciadas debilidades del drenaje pluvial.

El balance en pérdidas humanas (ocho personas) hace del temporal lluvioso una verdadera tragedia, más allá de los daños materiales a viviendas anegadas y vehículos literalmente sepultados bajo agua en parqueos, plazas y vías públicas en un suceso sin precedente y que tomó de sorpresa a todos.

Los especialistas fueron sorprendidos por la magnitud del prolongado aguacero que resultó impredecible y descargó 232 milímetros (casi nueve pulgadas) de lluvias en pocas horas, volumen imposible de drenar por las alcantarillas obsoletas e insuficientes para un área urbana sobredimensionada.

Para estudiosos del fenómeno, para evitar repetición es clave la planificación para regular uso de terrenos, elevación de la cota de calles por colocación de asfalto sobre asfalto que hace viviendas más vulnerables y la reducción de la sección transversal en cañadas y arroyos, algunos “tapiados”.

El tema no es tener radares para hacer predicciones precisas, porque el mal está en las infraestructuras, sobre todo porque el alcantarillado pluvial, responsabilidad primaria de los ayuntamientos, “no se ve” para fines políticos y por eso se descuida y ni siquiera se le da mantenimiento periódico mínimo.