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Cuando hablamos de salud no nos referimos únicamente a la ausencia de enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud integral es... Libro de vida y salud integral

Cuando hablamos de salud no nos referimos únicamente a la ausencia de enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud integral es el estado de bienestar físico, emocional y social de un individuo.

Es decir, es importante que cada persona tenga un cuerpo sano, una mente en forma, que se adapte y se desarrolle de forma adecuada con su entorno.

Los avances tecnológicos han revolucionado muchos aspectos de nuestra vida, incluyendo el campo de la salud con el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, pero, mientras la sacrificada y abnegada enfermera siempre cuidada directamente al paciente, la relación entre médico y paciente ha cambiado totalmente, puesto que permite la asistencia a distancia.

Hoy 7 de abril es Día Mundial de la Salud, fecha escogida en conmemoración a la fundación de la OMS, y a fin de reconocer la salud como un derecho básico y universal, así como una forma de fomentar el acceso a la atención sanitaria de calidad en todas las regiones del mundo, especialmente en la población de escasos recursos.

Este año 2022 el tema central del Día Mundial de la Salud es “Nuestro Planeta, Nuestra Salud”, campaña que invita a personas, comunidades,  gobiernos y diversas organizaciones en todo el mundo a compartir información acerca de las medidas a adoptar para proteger nuestra salud y nuestro planeta.

Sin embargo lo más importante es lo que dice la Palabra de Dios acerca de la sanidad. La Biblia es un libro de vida. Ningún otro texto o colección literaria tiene una aplicación tan amplia a tantos aspectos de la vida. La buena salud se relaciona con la vida, y por eso contiene estos principios.

La Biblia menciona múltiples enfermedades y tratamientos médicos que eran comunes en aquellos días. El uso de: vendajes (Isaías 1:6), aceite (Santiago 5:14), aceite y vino (Lucas 10:34), hojas (Ezequiel 47:12), bálsamo (Jeremías 8:22)…y sabemos que Lucas, autor del libro de los Hechos y del Evangelio que lleva su nombre, fue médico (Colosenses 4:14).

Y si bien la Biblia no se escribió con el propósito principal de instruirnos sobre las enfermedades físicas, la información que proporciona es científicamente exacta y es útil repasarla.

El cuerpo humano era algo sorprendente para el salmista de la antigüedad, que escribió: “Porque tú [el Creador] produjiste mis riñones; me tuviste cubierto en resguardo en el vientre de mi madre…(Salmo 139:13-16).

Dios les dijo a los israelitas, poco después de que la nación de Israel entrara en la Tierra Prometida, que los protegería de las terribles enfermedades que habían visto en Egipto (Deuteronomio 7:15;Levítico 15:4-27).

Cuando se repasan las leyes que Dios dio a Moisés quince siglos antes de Cristo, se aprecia la importancia fundamental que la Ley confirió a la prevención en el cuidado de la salud.

Hipócrates fue un médico griego que vivió en los siglos V y IV antes de Cristo al que se ha llegado a conocer como el “padre de la medicina”, pero unos mil años antes Moisés escribió gran parte de lo que la Biblia dice sobre las enfermedades.

Una publicación en la revista The AMA News (American Medical Association) decía: “Los mejores investigadores médicos que se ocupan ahora de los trabajos más interesantes llegan a la conclusión de que la Biblia es un libro científico muy exacto. […]

Señala que los hechos biológicos, el diagnóstico, el tratamiento y la medicina preventiva “según se presentan en la Biblia son mucho más avanzados y confiables que las teorías de Hipócrates, muchas de las cuales todavía no se han probado y algunas son claramente inexactas”.

La prohibición bíblica del uso inadecuado de la sangre, contenida en varias partes de la ley mosaica, ahora, después de tres mil quinientos años, resulta tener un buen fundamento médico. (Génesis 9:4; Levítico 3:17; 7:26; 17:10-16; 19:26; Deuteronomio 12:16; 15:23.)

Y finalmente las leyes morales de la Biblia son una protección básica contra las enfermedades de transmisión sexual, que sin duda ya existían entonces, aunque no se habían identificado o quizás los científicos ni siquiera sospecharon de su existencia durante siglos. (Éxodo 20:14; Romanos 1:26, 27; 1 Corintios 6:9, 18; Gálatas 5:19).

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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