Primera vida en la tierra

POR RAFAEL BALDAYAC

¿Sabía usted que la introducción de la vida en la tierra pertenece al mundo botánico? En la obra creadora de Dios,  primero fue vegetal, y luego animal.

La creación del mundo vegetal, los primeros brotes de vida, siguen una secuencia natural y lógica después de la aparición de la tierra separada de las aguas.

Es incalculable la belleza y la variedad de la flora y la fauna de la naturaleza, todo ese inmenso mundo animal y vegetal que Dios nos ha dado, pero de igual manera son múltiples los beneficios que la conservación de estas formas de vida deja a la humanidad.

Cada 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre o Día Mundial de la Naturaleza,  fecha proclamada hace una década por las Naciones Unidas.

Flora es una palabra que proviene del latín, más concretamente de su mitología, ya que Flora era la deidad romana para las flores, la primavera y los jardines.

Hablamos de flora para referirnos a todas las especies vegetales que forman parte del ecosistema de una región determinada, bien sea porque crecen de forma espontánea en ese lugar o porque han sido cultivadas por la acción humana.

El término incluye plantas con o sin flores, semillas o frutos, especies vegetales acuáticas y toda planta que contribuya a configurar la vegetación de una zona geográfica.

La palabra fauna, por su parte, también tiene su origen en el mundo romano, puesto que en su mitología, Fauna era la hermana del espíritu que habitaba en los bosques, Fauno.

Se entiende como fauna al conjunto de especies animales que habitan en una región geográfica, que son propias de un período geológico.

Aunque se suelen utilizar flora y vegetación como sinónimos, la realidad es que flora hace referencia solo a las especies, y vegetación a la distribución de esas especies en un espacio determinado.

La vegetación corresponde al tercer día de la creación (Génesis 1:11-13). Dios dijo: “Que de la tierra brote vegetación”: toda clase de plantas con semillas y árboles que den frutos con semillas. Estas semillas producirán, a su vez, las mismas clases de plantas y árboles de los que provinieron”; y eso fue lo que sucedió.

“Que de la tierra brote vegetación”. Las plantas creadas en este tercer día de la creación se dividen en tres clases o etapas: vegetación (criptógama), hierbas, y árboles. “Después dijo Dios: “¡Que produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, y árboles frutales”.

El primer brote de vida en la tierra fue la “hierba verde”, las cuales se reproducen por medio de esporas. Con nombre genérico de criptógamas (plantas sin flores, el 84% de la diversidad del mundo botánico).

Es la vegetación sobre la superficie de las rocas, que aparece después de la lluvia y cubre (grama, musgos, helechos y algas). La misma palabra se usa en Salmos 23: 2: “En campos de verdes pastos me hace descansar; me lleva a arroyos de aguas tranquilas.”

“Hierba que dé semilla”, variedad más amplia de plantas y vegetales de las que nos alimentamos,  (tomates, uvas, maíz, trigo, etc.) y finalmente “árboles frutales”, y arbustos, dando fruto en el que hay una semilla según su especie que forma la marca distintiva.

La vegetación alcanza su mayor desarrollo en el árbol con tallo leñoso, y la semilla encerrada en una cubierta comestible. (manzanas, naranjas, mango, etc.).

En este relato de la creación, el desarrollo de la vegetación no fue gradual, Dios (Elohím) creó todo esto en un día, y al mismo tiempo implementó la ley de la vegetación para su reproducción.

A pesar de que, la vegetación entró en existencia antes de que el sol brillara sobre la tierra (el sol sería creado hasta el siguiente día.

Los días de la creación comienza con Dios haciendo la luz; segundo: el cielo o bóveda celeste; tercero: tierra, mar y vegetación;  cuarto: sol, luna, estrellas y astros; quinto: peces y aves; sexto: animales terrestre y el hombre, y en el séptimo: descansó.