Alimentar al mundo en plena pandemia Alimentar al mundo en plena pandemia
POR RAFAEL BALDAYAC Cada 9 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Agricultura y este año la celebración pone de relieve la... Alimentar al mundo en plena pandemia

POR RAFAEL BALDAYAC

Cada 9 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Agricultura y este año la celebración pone de relieve la capacidad de agricultores y ganaderos para alimentar al mundo aun en tiempos de pandemia.

El Día Mundial de la Agricultura, cada año rinde homenaje a todas aquellas personas que dedican su vida a cultivar las tierras para abastecer a las poblaciones de comida.

Mención especial merece el esfuerzo de los pequeños, medianos y grandes productores del campo, dedicados al cultivo de la tierra para la producción de alimentos de calidad para la población.

Con ello se reconoce su ardua labor en la producción de alimentos, a pesar de las vicisitudes generadas durante la pandemia por COVID-19.

Entendemos por agricultura el conjunto de actividades relacionadas con el cultivo de la tierra y el tratamiento del suelo mediante la intervención del hombre para la producción y obtención de alimentos para consumo humano.

Mediante la agricultura también se produce fibras para confección de prenda de vestir, pastos para el ganado, semillas y forrajes para avicultura, así como cultivo energético para producción de bio-combustibles, productos  biofarmacéuticos y drogas legales.

Las plantas constituyen el 80% de los alimentos que comemos y producen el 98% del oxígeno que respiramos. Sin embargo, se enfrentan a la amenaza constante y creciente de plagas y enfermedades.

No sólo la pandemia ha destacado el papel esencial de la agricultura para alimentar al mundo, la sanidad vegetal y el cambio climático son retos que condicionan la actividad agropecuaria y la hacen ser parte fundamental del momento del cambio que vive el planeta.

La agricultura del futuro debe apostar por la innovación, la sostenibilidad, la cercanía, la eficiencia y la seguridad para afrontar estos retos.La tierra, ahora lo sabemos, es una comunidad de millones de microorganismos.

La agricultura aparece por primera vez en la Biblia en el segundo relato de la creación (Génesis 2:4-25). “Jehová tomó, pues, al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara”.

¿Usted cosecha lo que siembra? El principio de la siembra y la cosecha es común en toda la biblia, porque es algo con lo que la humanidad se puede relacionar.

La tarea de cultivar la tierra para obtener una cosecha es casi tan antigua como la humanidad misma. Parte de la maldición de Adán fue que la tierra produciría espinas y cardos como respuesta a su trabajo y que “con el sudor de su rostro iba a comer el pan” (Génesis 3:19).

Ya en el relato de Caín y Abel, los hijos de las primera pareja humana, uno de ellos se dedicaba a las tareas del cultivo de la tierra (Caín) y el otro a las tareas del pastoreo de ganado menor (Abel), las dos ocupaciones más antiguas en Israel.

Adán entendió el concepto de “cosechar lo que se siembra” de manera literal y figurada.

En su núcleo –y en el de la Biblia– se encuentra el reconocimiento de que el suelo no es únicamente una mercancía, sino también una comunidad de la que formamos parte. Al comienzo fuimos hechos de tierra: Adam procede de adamah, el polvo de la tierra.

“Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás». (Génesis 3:19)

 

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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