Peligroso derrotero
El tema del narcotráfico es nuevo protagonista del sui generis proceso electoral en su último tramo dominado por la estrategia gubernamental de confinamiento “sanitario” a la oposición mientras el candidato oficial aprovecha la nocturnidad para hacer campaña con dádivas y recursos públicos.
La cuarentena y prohibición formal de aglomeraciones proselitistas solo tiene validez para candidatos de partidos fuera de la órbita del gobierno y por eso la campaña había transcurrido en relativa paz con incidentes menores “por las redes”, ahora inundada con propaganda sucia y negativa.
La irrupción del sensitivo asunto del financiamiento y aportes del narcotráfico a partidos y candidatos, secreto a voces en mentideros políticos, es propiciada nada más y nada menos que por el Partido de la Liberación (PLD) que controla todas las fuentes de poder desde hace 16 años.
Una mirada atrás a los cuatro cuadrienios últimos, parte fundamental de la Era del PLD, ubica en ese lapso a connotadas figuras del mundo de las drogas y el narcotráfico con protagonismo hasta de películas e indudable tolerancia oficial para poder desarrollar con impunidad este ilícito negocio.
Escuchar a voceros peledeístas tratar este asunto es llevar a la práctica el refranero popular del burro que acusa de orejudo al conejo, en un tema en que muy pocos partidos están libres de culpa para lanzar la primera piedra y en que todos tienen techo de cristal, con honrosas excepciones.
La lectura más lógica de este dardo envenenado lanzado por PLD a su principal rival es que se agota el tiempo de campaña mientras crece la percepción del desgaste oficial y hartazgo ciudadano del régimen y por eso buscan formas de revertir la tendencia colectiva de repudio al continuismo.
Por: Carlos Manuel Estrella
cmestrella_@hotmail.com]