El yugo de la pobreza El yugo de la pobreza
POR RAFAEL BALDAYAC “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los... El yugo de la pobreza

POR RAFAEL BALDAYAC

“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. ( 1ªTimoteo 6:9-10)

El pasado jueves fue el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Fecha observada cada 17 de octubre por resolución  de la Asamblea General de las Naciones Unidas con el propósito de promover mayor conciencia sobre las necesidades para erradicar la pobreza y la indigencia , una de las principales prioridades de los países en via de desarrollo.

Cuando estamos agotando la segunda década del siglo 21, casi la mitad de los siete mil 550 millones de seres humanos que habitan la tierra se hallan bajo el aplastante yugo de la miseria. Según el Banco Mundial mas de mil millones subsisten con menos de un dólar diario, mientras otros dos mil millones tienen que sobrevivir con menos de dos dólares diarios.

Las inequidades y disparidades entre el tercio más rico que vive con abundancia y los dos tercios más pobres que luchan por subsistir no solamente son inquietantes sino que se hacen cada vez más intolerables moralmente. El 20 por ciento más próspero recibe el 72 por ciento de la ganancia interna bruta, conduce en el 78 por ciento de las carreteras del mundo, consume el 73 por ciento de los productos forestales del planeta y consume la mitad de la energía en el mundo (El desorden global, Harvey, pág. 198).

Peor aún, esta trágica brecha entre los ricos y los pobres del mundo ¡sigue ampliándose cada año!. El 20 por ciento más rico desembolsa el 85 por ciento del dinero en el mundo, mientras que el más pobre representa sólo el 1,3 por ciento de los desembolsos totales.

Este impresionante contraste representa mucho más que simples cifras. Las desigualdades crecientes en materia de ingresos y oportunidades son una amenaza para la estabilidad misma del mundo y un obstáculo enorme para la paz mundial.

No es coincidencia que las Naciones Unidas hayan señalado la erradicación de la pobreza extrema como la prioridad número uno entre las metas de desarrollo para el milenio.

Una perspectiva importante, es que desde fines del siglo 18, los reformadores sociales se han imaginado un mundo donde la miseria y el sufrimiento humano quedarían eliminados gracias al “progreso científico y económico… la difusión del conocimiento, la razón y la libertad, y la educación secular gratuita y obligatoria”.

Los pensadores del Siglo de las Luces creían que el avance tecnológico unido al imperio de la razón y a una distribución más equitativa de los ingresos pondría fin no solamente a la pobreza sino al azote de la guerra.

Rindieron culto ante el altar de la razón humana, mirando la religión (inclusive la cristiana) con suspicacia y aun hostilidad. El destacado economista Dr. Jeffrey Sachs, uno de los principales exponentes de la tradición del Siglo de las Luces, ve la eliminación de la pobreza como el gran desafío de nuestra era, un desafío en el cual se puede tener éxito, como propone en su libro El fin de la pobreza: posibilidades económicas de nuestros tiempos.

Como los filósofos que le precedieron, Sachs deja escaso lugar para Dios y la religión en esta magna tarea de borrar la miseria, sanar al mundo y dar comienzo a una nueva era de paz. À pesar de ello podemos ver que siglos de esfuerzos humanos no han podido resolver estos problemas.

À la luz de los hechos históricos, no debería sorprendernos que pocas personas hoy conozcan la valiosa información expuesta en la Biblia para hacer frente al problema de la pobreza mundial. La Biblia revela perspectivas importantes sobre las causas de la pobreza y muestra cómo Dios ve la aflicción de los pobres ( 2Timoteo 6:7-10).

Las Sagradas Escrituras también puntualizan las responsabilidades que Dios exige a quienes disfrutan una vida más holgada. Más aun, Dios les dio a los redactores de la Biblia ciertos principios concretos para eliminar y prevenir la pobreza. Lamentablemente, la mayoría de las personas ni siquiera han oído cómo se va a eliminar el azote de la miseria en un futuro no muy lejano.

Muchos ignoran por completo la promesa de Cristo de borrar el flagelo de la pobreza. Es un mensaje extraordinario ¡que está revelado claramente en la Biblia!. Es parte del evangelio predicado por Jesucristo. Y es parte del mensaje que la Iglesia de Dios ha de proclamar hoy. Es un mensaje de esperanza pero a la vez una advertencia que el mundo necesita escuchar ¡y entender!.

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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