¡Cuidémonos también más! ¡Cuidémonos también más!
POR PEDRO DOMINGUEZ BRITO Lo ocurrido a David Ortiz, gloria del deporte, admirado y querido, es digno de reflexión. Aunque el tema principal a analizar... ¡Cuidémonos también más!

POR PEDRO DOMINGUEZ BRITO

Lo ocurrido a David Ortiz, gloria del deporte, admirado y querido, es digno de reflexión. Aunque el tema principal a analizar es la seguridad ciudadana, debemos preguntarnos, reconociendo la humildad de este beisbolista: ¿qué hacía allí? Donde hay bebidas
alcohólicas, música alta, mujeres y hombres, todo es posible.

Los dominicanos somos muy crédulos, confiamos en la gente rápido, como si el peligro no existiera. Para nosotros el prójimo es bueno. En cualquier encuentro nos encariñamos con el primero que nos simpatice y hasta lo invitamos a nuestro hogar.

Saludamos, incluso, a quien nunca hemos visto, sin reparar qué hace o de qué vive ese ciudadano. Cuando conversamos con alguien nos esforzamos por “salir familia”, aunque parientes lejanos. Buscamos la forma de conocer personas en común para luego exclamar: ¡qué mundo más pequeño! Nos caracterizamos, además, por demostrar que contamos con muchos amigos y si alguien menciona un nombre, decimos: ¡ese es como mi hermano!

Ahora bien, llegó el momento de frenar un poco eso de creer en cualquier extraño que aparezca y de andar con tanta soltura. Hay que estar más alerta en nuestra cotidianidad, pues hasta en ambientes normales han surgido problemas serios con antisociales. El espacio de la delincuencia crece más rápido que el de la paz. Ya nuestro país cambió. Necesitamos perder algo de nuestra inocencia para no arriesgar nuestras vidas y propiedades.

Es crudo decirlo. Debemos saber bien por dónde vamos, a quién visitamos y el ambiente que rodea ese lugar, independientemente de que en cualquier sitio puede ocurrirnos una desgracia por más decentes y prudentes que seamos.

Aunque la mayoría de los dominicanos son sanos, hay algunos desalmados que por unos pesitos son capaces de asesinar y de destruir familias. Y generalmente las drogas están detrás de cada violación a la ley. Nuestra libertad de tránsito ya está limitada.

Este problema traspasa lo legal. Para vencerlo se requiere una mayor equidad social e igualdad de oportunidades para todos, combinadas con políticas preventivas de los crímenes y delitos y de instituciones que investiguen y sancionen, que no cedan espacio a la impunidad, reconociendo que hemos avanzado en el Poder Judicial, en el Ministerio Público y la Policía Nacional.

Pero mientras los cambios llegan o se profundizan, recordemos que la seguridad ciudadana también depende de nosotros, de cómo nos cuidemos para que no nos maten ni nos roben.

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

Baracoero