PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Con 75 no hay reforma

Contrario a la dificultad de precisar número mínimo de votos favorables a la reforma constitucional en la Asamblea Nacional Revisora (ANR), para lograr que la propuesta sea desaprobada e impedir su sanción positiva se puede hacer un cálculo con mucha certidumbre para los opositores al cambio.

El quórum del tercer momento del procedimiento, que es la hora de la verdad porque es ahí donde se decide la reforma en sí, es el menos difícil pese a ser calificado agravado, es dos terceras partes (66.6%) pero de votos, reitero, de votos, ignorando abstencionistas y ausentes.

Por eso no se debe confundir que ese porcentaje es respecto al total (222) que debió ser ideal para realmente aumentar la favorabilidad, pero este número absoluto del universo de asambleístas si permite, por razonamiento contrario, calcular el mínimo de votos para impedir la reforma.

La lealtad partidaria se va por la borda frente a intereses mercuriales
Si para aprobar se necesitan dos tercios de votos, para oponerse con éxito se requiere más de un tercio (67%) que para el caso resulta de dividir entre 3 los 222 y agregar 1, más de 74, es decir, 75, para imposibilitar que el bloque contrario logre el porcentaje mayoritario requerido.

Si los asambleístas opositores a modificar la constitución son firmes e íntegros, (seguidores de Leonel Fernández y PRM), la reforma para habilitar repostulación presidencial no pasará y el interés actual para que así sea debe ser consolidar el voto duro contrario que garantice 75.

Las experiencias de últimas reformas evidencian que lealtad partidaria se va por la borda frente a intereses mercuriales, con prebendas como divisa para negociar apoyo al continuismo que quizás solo sería frenado por legisladores íntegros, indoblegables ante veleidades de excesivo poder oficial.