La cuota familiar
La era de la posverdad y manipulación mediática potenciada por nuevas plataformas disponibles en la era de tecnologías de la información y la comunicación provocan la atomización ciudadana y generan comportamientos individuales que amenazan con la familia tradicional y la vida social efectiva.
Se le echa la culpa “al gobierno”, en una generalización que protege reales responsables de frenar cambios urgentes en el modelo, romper la rutina para buscar novedosas posibilidades de solución y afrontar como tal en toda su dimensión la profundidad y compromiso del “servicio público”.
La individualización hace que cada quien busque soluciones particulares, primero yo y no me importa el resto, sin pensar en colectivo ni en la responsabilidad que cada uno tiene ante la sociedad y como sujetos por naturaleza políticos que deben participar en los asuntos públicos.
Una mirada profunda a problemas permanentes y la preocupación creciente por nuevas modalidades delictivas, incluyendo corrupción oficial, generalizada inseguridad, debe llevar la vista a la célula básica que es la familia, atacada por todos los flancos y cada vez con más problemas.
La familia es la primera escuela, allí comienza la educación doméstica y se forjan principios y valores de vida, moldea al ciudadano futuro que seguirá ejemplos aprendidos en el hogar, por lo que la cuota familiar es clave en estos momentos para recuperar confianza perdida y retomar esperanza del bienestar.