La decisión de Manafort supone un viraje de 180 grados en su estrategia judicial y acentúa los riesgos para Trump, que en las últimas semanas ha defendido a su antiguo colaborador.
Al declararse culpable, Manafort evita el inicio de un segundo juicio, previsto para el lunes, después de que en agosto fuera condenado a entre siete y diez años de cárcel por delitos de evasión fiscal y fraude bancario.
De los 32 imputados por Mueller, Manafort es el que tienes los lazos más estrechos entre el entorno de Trump y Rusia que tanto interesa al fiscal especial.
El principal objetivo de Mueller es determinar si hubo algún tipo de coordinación entre la campaña del republicano y la sofisticada estrategia de piratas informáticos y espías rusos de ayudar a Trump a ser presidente mediante la difusión de propaganda e información robada al Partido Demócrata.
Mueller aspira a que el exjefe de campaña de Trump revele los entresijos de los contactos entre el entorno del republicano y personas rusas antes de las elecciones presidenciales de 2016.