Baracoero

PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

¿Legisladores para qué?

El balance del trabajo de senadores y diputados al término de la primera legislatura ordinaria reitera la vagancia de los representantes de la voluntad popular y el incumplimiento de sus responsabilidades fundamentales.

Luego de 150 días de labor, iniciada el 27 de febrero pasado, asombra que el Congreso Nacional solo evacuó cinco leyes y si se conoce cuáles fueron, la sorpresa es mayor por la intrascendencia de sus asuntos frente a la urgencia de temas claves para el desarrollo democrático.

Debe dar vergüenza ajena que esas cinco leyes sean las de lenguaje de señas y sistema Braille, creación del Colegio de Enfermería, establecimiento del día de la cocina y la gastronomía, creación del día nacional del larimar y la del pago por servicios ambientales.

Parece un chiste de mal gusto pero no. Es el real despropósito de la función legislativa y el enorme gasto anual que implica más de seis mil millones de pesos del presupuesto para mantener a 222 diputados y senadores, ignorantes por omisión y comisión de sus verdaderas atribuciones.

A esos congresistas no les avergüenza que estén pendientes de sanción legislativa proyectos de partidos, agrupaciones y movimientos políticos, del régimen electoral, del ordenamiento territorial y la actualización de códigos penal y civil, entre otros asuntos trascendentes.

La ciudadanía tiene que empoderarse para exigir de sus supuestos representantes que cumplan su labor, que dejen de ser sello gomígrafo de intereses grupales de coyuntura y abandonen su reiterada vagancia legislativa que corroe los cimientos de la anhelada democracia real.
Ni representan, ni legislan ni fiscalizan, entonces, ¿legisladores para qué?

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