Fidelidad vs lealtad, razon vs corazón Fidelidad vs lealtad, razon vs corazón
POR RAFAEL BALDAYAC Es muy común que confundamos lealtad con fidelidad, porque son conceptos que hacen referencia a un cierto grado de devoción, compromiso... Fidelidad vs lealtad, razon vs corazón

POR RAFAEL BALDAYAC

Es muy común que confundamos lealtad con fidelidad, porque son conceptos que hacen referencia a un cierto grado de devoción, compromiso y conexión entre dos personas, grupos o instituciones. Ambos están íntimamente ligados, parecen similares, sin embargo, no son lo mismo.

La palabra fidelidad etimológicamente viene del latín fidelitas. Su significado es “servir a Dios”, es decir cualidad relativa a la fe.

Mientras que lealtad significa ser leal,  del latín “legalis” y se traduce como la  cualidad de ser respetuoso de la ley, no solo a la ley en sentido jurídico, sino también a las normas éticas y morales.

Con  la lealtad se trata de un cierto grado de devoción de un individuo para con otra persona, un  Estado, una comunidad, un gobierno, un partido político u organización. Es notable la diferencia, porque no son sinónimas.

Se podría decir que se trata de un principio que dicta que una persona leal nunca le dará la espalda a la persona o grupo con quienes está su lealtad. Por lo general la lealtad se sostiene por medio de lazos fuertes de amistad, aunque la gratitud y el honor también juegan un papel muy importante.

Mientras que   la fidelidad es la conexión verdadera y honesta que existe hacia otra parte. Está íntimamente vinculada a la lealtad. Se trata de la virtud de poder cumplir una promesa. Esta promesa debe permanecer inmutable a pesar que todo alrededor cambie.

Ahí radica la grandeza de la fidelidad: se cumple una promesa conscientemente gracias a su voluntad.

¿Mente o corazón? Es decir que la lealtad es el resultado de una decisión basada en la razón, tomada por la mente, mientras que la fidelidad es una visión asumida desde el corazón, desde el ser y los sentimientos, en esto radica su diferencia, la cual responde a una actitud de fondo, lo cual trataré de explicar brevemente.

Es  por eso que se ve muy común confundir la lealtad con la fidelidad, lo cual tiene por consecuencia que se cometan muchos errores y en gran medida que se hagan interpretaciones y evaluaciones alejadas de la realidad.

Una persona se le considera leal, cuando actúa por una causa, por un objetivo determinado, lo que podríamos considerar como un intercambio, yo te apoyo y te acompaño, pero en cambio espero ser correspondido al finalizar lo establecido.

El leal no abandona ni traiciona, pero su participación busca resultados específicos materiales. En gran medida cuando una persona mantiene y compromete su lealtad, pero los resultados no son los esperados, esa lealtad puede convertirse en una enemistad basada en el resentimiento.

En cambio el fiel, el que actúa por fidelidad, lo hace con el corazón, se entrega a una causa o relación con el alma, asumiendo todas las consecuencias sin titubear, sean estás las esperadas o simplemente sean adversas.

La idea de fidelidad, dedicación, compromiso y lealtad es común en la Biblia. El relato de Sadrac, Mesac y Abed-nego en Daniel 3 debe inspirarnos a buscar un grado más elevado de valor, convicción, dedicación y lealtad. Como estos siervos de Dios sea  fiel a  la Palabra de Dios, a la naturaleza de Dios y a sus convicciones espirituales. Las recompensas son eternas.

De manera que la fidelidad de Dios es verdadera y ha sido demostrada muchas veces. En las Sagradas Escrituras podemos ver que Dios es fiel y que Su Palabra es verdadera.

De hecho, podemos encontrar historias de pactos entre Dios y Su pueblo 277 veces en la Biblia. Deuteronomio 7:9 dice “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones.”

La fidelidad de Dios es completamente evidente en Su relación con el pueblo hebreo-judío. Dios hizo un pacto de tierra con Abraham (patriarca de muchas naciones) y nunca ha rescindido lo que prometió.

Aunque el pueblo judío ha sido dispersado por todo el mundo, Dios prometió que volverían a la tierra que Él le prometió a Abraham, Isaac, Jacob, y a todos sus descendientes (Zacarías 8:7-8).

Esta profecía, hecha en el Antiguo Testamento  ahora cumple  70 años. El establecimiento del estado de Israel  se produjo el  14 de mayo de 1948. Desde entonces, el  exiliado pueblo judío ha estado regresando a casa.

“Sabrán que yo soy el Dios de ellos, cuando los haya desterrado entre las naciones, los reuniré en su tierra y no los dejaré atrás “  (Ezequiel 39:28).

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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