Salva de milagro taxista que fue baleado

Miguel Cruz Tejada

NUEVA YORK.- El taxista dominicano Jeffrey Cisnero Camacho, quien fue baleado ocho veces por un atracador afroamericano en El Bronx, salió del hospital ayudado por un bastón para poder caminar y parte de su cuerpo todavía vendado.

Se presentó ayer miércoles ante los medios para agradecerles a los policías Sean Higgins y Jennifer Nicalek, haberle salvado la vida, cuando lo encontraron a punto de morir y se movieron rápidamente para aplicarle los primeros auxilios (CPR), mientras esperaban a los paramédicos.

“Ustedes son mi ángeles y mis héroes”, les dijo Camacho a los agentes del cuartel 43 en El Bronx, mientras les entregaba un bouquet de flores, acompañado por su esposa, hija, el concejal y reverendo Rubén Díaz (padre) y dirigentes de la Federación de Taxistas del Estado de Nueva York.

Relató que en el momento más oscuro de su vida y cuando creía que se iba, le pedía llorando al agente Higgins que no lo dejara morir y que lo salvara por su hija. “Al verme llorando, el oficial también lloró”, narró Camacho.

En el atraco, hace alrededor de un mes, el criminal Mario Powell, arrestado y acusado del atraco, le exigió el dinero, pero no se conformó y le sopló los ocho balazos, enviándolo grave al hospital donde estuvo varios días en coma, que logró superar.

Camacho que trabaja para la base Excellent Car Service y Uber, pudo llegar hasta los agentes que estaban en un patrullero cerca de la escena del atraco y de inmediato lo auxiliaron.

El atracador, le llevó la cartera con $23 dólares. El taxista se lamenta de haber recogido a su atacante en la calle, sin que mediara una llamada a la base.

Los oficiales dijeron que están muy felices de haber podido ayudar a Camacho a sobrevivir.

Tendrá que esperar unos nueve meses para volver a trabajar, según le dijeron los médicos debido al plazo estimado de recuperación.

En la conferencia en la que estuvieron Fernando Mateo, José Viloria, Antonio Cabrera, vocero, asesor y presidente de la federación, los dirigentes reiteraron su llamado a los taxistas a no recoger pasajeros en las calles.

“Hoy celebramos la compasión de estos policías”, dijo Mateo, “No todos tomarán a un extraño en sus manos”.

“No tenemos idea de lo que estaba pasando”, dijo Nicalek. “Acabamos de salir del automóvil y vimos a alguien que necesitaba ayuda”.

“Pensamos que estaba teniendo un ataque al corazón, porque estaba sosteniendo su pecho”, dijo Higgins. “Luego vimos sangre en la parte interna del muslo”.

Los oficiales trataron al conductor del taxi, lo acunaron en sus brazos y lo mantuvieron con vida hasta que llegó una ambulancia.

“Respiré dentro de su nariz, fuera por la boca”, dijo. “Entonces él se relajaría. Mientras sostenía su mano, tenía una gasa en una de sus heridas de bala”.