Cometen fechorías en edificio abandonado Cometen fechorías en edificio abandonado
SANTIAGO.- Lejos de servir como sede del mercado de la zona sur de esta ciudad, el edificio que comenzó a construir la pasada administración... Cometen fechorías en edificio abandonado

SANTIAGO.- Lejos de servir como sede del mercado de la zona sur de esta ciudad, el edificio que comenzó a construir la pasada administración municipal en el barrio Pekín y que no termina de ser edificado, se ha convertido en un centro de prostitución y lugar predilecto por muchos para el consumo de drogas y para realizar sus necesidades fisiológicas.

Se trata de una edificación de dos niveles, donde están supuestos a ser reubicados 120 vendedores que por más de 25 años estuvieron en ese lugar, aunque de manera inadecuada.

Hace poco más de tres años el entonces alcalde Gilberto Serulle decidió construir allí dicho edificio, con el propósito de se constituyera en un lugar digno, tanto para los venduteros como para sus clientes.

De inmediato se puso manos a la obra y eso llenó de alegría tanto a sus futuros inquilinos, como a las decenas de familias y establecimientos comerciales ubicados en los alrededores y que de alguna manera eran víctimas del desorden que imperaba allí.

Pero el tiempo fue pasando y en la construcción no se avanzaba de manera adecuada, por lo que Serulle tuvo que abandonar la Alcaldía dos años después de haber dado el primer picazo, quedando el edificio listo en un 75 por ciento.

Entonces asumió Abel Martínez el cargo de administrador del municipio y, de acuerdo a Félix Antonio Colón, presidente de la asociación que agrupa a los vendedores de ese mercado, el vía crucis para ellos se ha tornado más lento y pesaroso.

Esto así porque, a pesar los innumerables esfuerzos que han hecho como agrupación, incluso en compañía de juntas de vecinos de la parte sur de aquí, Colón asegura que nunca han podido conversar con Abel para lograr que el cabildo concluya esa obra.

Recuerda Colón que el alcalde Serulle permitió que alrededor de 50 de los negocios que funcionaban en aquellos terrenos se reubicaran de manera temporal en la misma calle, justo la principal de esa parte de esta ciudad ocupando de paso alrededor de 200 metros de acera.

Obviamente, esa irregularidad provoca todos los días cuellos de botella para el tránsito de vehículos, y de paso obliga a las personas caminar por el centro de la vía.

De manera directa los variados negocios ubicados normalmente en la acera de enfrente sufren las consecuencias de esa singular situación, pues sus ventas se reducen cada día más, en vista de que estacionar vehículos en esa área equivale a impedir por completo del tránsito vehicular.

El presidente de la asociación que agrupa a los vendedores del mercado está consciente de esa realidad, pero dice que decidieron permanecer que sus negocios continúen violando la ley de tránsito y el derecho que tiene la gente de caminar por la acera ocupada.

“Es que estamos convencidos que si nos vamos del lugar correremos la misma suerte de nuestros compañeros, que se fueron para sus casas creyendo que hace rato estaríamos ocupando los cubículos del edificio que tiene varios años completamente abandonado”, refiere.

En esas casetas, que estéticamente proyectan un mal aspecto, sastres, zapateros, reparadores de aparatos eléctricos, relojería, peluquería y vendedores de diferentes rubros agrícolas, entre otras disponibilidades, desenvuelven sus labores cotidianas dentro de la más absoluta estrechez y en medio de una total falta de higiene.

Resalta Colón, un sastre que hace 25 años se estableció allí con su máquina de coser y algunos ayudantes, que tanto él como el resto de sus compañeros han perdido paulatinamente su clientela “porque casi nadie viene, por el triste espectáculo visual y de higiene que se observa con suma facilidad”.

Convencidos de que el alcalde Martínez no va a autorizar la conclusión de dicho edificio, aprovecharon una reciente visita a la zona sur de la ciudad del presidente Danilo Medina y colocaron un gigantesco letrero, donde le pedían que ordene la terminación de la obra.

“Pero, aunque el Primer Mandatario pasó por el lugar, parece que no se percató del reclamo de nosotros los vendedores, porque la situación ha seguido exactamente igual”, recuerda Colón con un dejo de amargura y aparente resignación.

Mientras ellos desesperan por la realidad que viven, de la que cada día que pasa menos esperanza abrigan de que el cabildo terminará la obra, la abandonada construcción es utilizada, principalmente en horas de la noche por “visitantes” de los alrededores y otros barrios periféricos.

Se introducen en el lugar para consumir marihuana, tener relaciones sexuales y hasta para defecar, lo que ocurre porque, según el dirigente de los vendedores, la actual administración municipal retiró los vigilantes públicos que dejó allí Serulle y que vigilaban las 24 horas.

Sobre la falta de higiene precisa que, aunque ningún vehículo puede llegar al sitio, porque ellos tienen sus casetas en la calle y la acera, obreros de la Alcaldía penetraban y recogían la basura, pero que ya eso también es cosa del pasado.

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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