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POR CARLOS MANUEL ESTRELLA La renuncia del presidente de la República, como plantean intelectuales y activistas sociales, provocaría una ruptura del ordenamiento constitucional si... PUNTOS…Y PICAS

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La renuncia del presidente de la República, como plantean intelectuales y activistas sociales, provocaría una ruptura del ordenamiento constitucional si se cumplieran con los otros dos propósitos que exponen, que son acuerdo ciudadano político y nuevo régimen democrático.

No habría sucesión de la primera figura del Estado como dispone la Carta Magna lo que hace impracticable este propósito por medios pacíficos, más cuando la dimisión no es acto obligatorio sino prerrogativa personal generalmente por razones éticas, de integridad o salud.

La renuncia del presidente de la República debe ser voluntaria porque en el ordenamiento jurídico dominicano para funcionarios públicos elegidos y altos cargos, la única figura posible es el juicio político para decidir la destitución del procesado.

Para materializarse la salida válida del presidente Danilo Medina como gobernante habría que invocar esta figura fundamentada en faltas graves en el desempeño de funciones con la pena accesoria de inhabilitación por diez años para ocupar cargos electivos o de designación.

Este mecanismo tiene antecedentes locales y en América recientemente derrocó a presidentes en Brasil y Guatemala, aquí es responsabilidad del Congreso Nacional y corresponde a legisladores motivarlo con arreglo a la Constitución.

Al procesado se le imputarían faltas graves en sus funciones en base a investigaciones de la Cámara de Diputados que formula la acusación ante el Senado que, como juez, determinaría culpabilidad o no, según mandato de los artículos constitucionales 80.1 y 83.1.

Para hacer posible la destitución, sea del presidente o del vicepresidente de la República, se requiere el acuerdo de las tres cuartas partes de la matrícula de una y otro cámara, el quórum más agravado en la Constitución, lo que sería imposible lograr con la actual composición partidista legislativa.

Ahora, sin interrupción del orden democrático, el único mecanismo posible para abortar la gestión de Medina es juicio político en Congreso, que no tiene posibilidad ni siquiera para iniciarse.

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

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