PUNTOS…Y PICAS

POR CARLOS MANUEL ESTRELLA

Autoridad a la deriva

El relajo de la autoridad pública alarma al país. Como si la sociedad tomara un despeñadero, camino al abismo a cumplirse la teoría del caos para que, del deterioro de principios y valores, resurjan nuevos paradigmas de ciudadanía y gobierno.

El descuido e inacción irresponsable del gobierno frente a tantas y consuetudinarias violaciones legales estimula el sistema de no consecuencias ante inconductas que todos observan, como ejemplo, en el tránsito con ley reformada pendiente de vigencia.

No todo se anida en esferas gubernamentales. Este estado desastroso de inmoralidad se inicia en la célula social básica, la familia, por cuanto “modernos” padres de hoy perdieron control de hijos y, además, no cultivaron la educación doméstica clave para moldear comportamientos.

Repetidas veces se resalta que en escuela tradicional se aprende matemáticas, idiomas, historia y ciencias, entre otras materias, pero es en el alma mater familiar donde se enseña con ejemplo valores, respeto, honestidad, integridad, responsabilidad, moral y cívica.

La pérdida de esa autoridad paterna se refleja en comportamiento de adultos, con escasa formación ética, que tienen poder delegado como mandatarios y/o representantes de voluntad popular envuelta en el desempeño de funciones públicas y que navegan hoy en el fango de la corrupción.

El deterioro moral por corrupción global, delincuencia particular e impunidad protectora llevan a concluir que el crimen oficial y organizado gana la batalla, es tendencia dominante tolerada por poder político y se aposenta como cáncer con metástasis generalizada.

Es hora del ciudadano espabilarse, reaccionar y exigir restauración de la autoridad bien ejercida en un estado de derecho con justicia social.