No fumar. Los letreros de advertencia rodean todo el recinto del parque de pirotecnia de San Pablito Tultepec, una explanada del tamaño de dos...

no-fumarNo fumar. Los letreros de advertencia rodean todo el recinto del parque de pirotecnia de San Pablito Tultepec, una explanada del tamaño de dos campos de fútbol.

Dentro, el paisaje es postnuclear. Vigas de metal negras y retorcidas en cascada, muros de cemento derretidos, grúas separando escombros como si fueran carbón. 300 toneladas de explosivos estallaron en este pequeño pueblo del Estado de México el martes por la tarde, cuatro días antes de Navidad, causando al menos 31 muertos, 72 heridos y 100 desaparecidos.

Las causas todavía están bajo investigación. Una de las pocas fachadas que aún aguanta en pie se llama El Trineo. En el rótulo, antes rojo y ahora negro, se distingue a un Santa Claus orondo con las mejillas sonrojadas.

Diana Angélica y su familia acababan de llegar cuando empezó la detonación. “Escuchamos tronar los primeros cohetes y echamos a correr por el pasillo. Había mucha gente. Agarré a mi niña de 11 meses y entonces ‘bum’, se sintió una explosión muy fuerte en la espalda, como una pipa de gas”.

La deflagración los levantó del suelo y los empujó contra la valla. “Nos caímos entre la gente pero conseguimos salir fuera”. Eran alrededor de las 15:00 y la combustión en cadena duraría más de una hora pintando el cielo de humo blanco.

Ricardo Rosa

Periodista, labor que realizo desde 1970. He laborado en diferentes medios noticiosos (radio, televisión, periódicos impresos y digitales) tanto de Santiago como de Santo Domingo.

Baracoero